Esta semana estoy intentando dejar cositas hechas y subidas porque por fin voy a pisar la playa este verano. ¡Que ya tocaba!
Y pensando en la playita, el bikini, el flotador que nos sale...jejeje, he pensado subir este bizcocho, que hice algunos días y está delicioso. Los que me seguís por Instagram o Facebook ya habréis visto alguna foto.
Tiene una pintaza... y lo mejor de todo es que engorda menos que el típico bizcocho porque:
- No lleva yema de huevo (la yema del huevo engorda casi el doble que la clara y ya juntas... uf!)
- Lleva poca harina (en relación con el pedazo de bizcocho que nos va a salir)
- Sólo lleva dos cucharadas de aceite (los bizcochos como el de yogur llevan muchísimo aceite y ya no hablemos del Plum cake o alguno por el estilo)
- No lleva leche, ni nata, ni mantequilla, ni yogur...
¿Qué más se le puede pedir a un bizcocho que, aunque sea natural, siempre engorda un poquito?
Yo lo he hecho de naranja, pero podéis hacerlo con lo que más os guste o incluso, sin nada.
Pero os aconsejo que, si no habéis probado nunca un bizcocho de naranja, lo probéis. Le da un sabor riquísimo.
Vamos con los ingredientes y la receta:
He utilizado el bote de claras pasteurizadas que venden en Mercadona. Si no tenéis ninguno cerca, utilizad huevos normales y aprovechad las yemas para hacer una crema pastelera, unas natillas o lo que se os ocurra.
Súper consejo: para
que sea aún más bajo en calorías y también para personas diabéticas, os
aconsejo que cambiéis la parte correspondiente a azúcar por un edulcorante
(sacarina). No cambia el sabor.
También he de decir que sin levadura también crece el bizcocho, no tanto pero si montáis bien las claras crece. Así que si queréis algo más natural, no le echéis la levadura.
PREPARACIÓN:
Lo primero de todo vamos a montar las claras a punto de nieve.
Son bastantes claras así que si tenéis una batidora de varillas eléctrica, hacedlo con ella.
Si no tenéis, no os preocupéis, ¡se puede! Sobretodo si tenéis un solete de madre como yo, con un brazo todopoderoso, jeje.
Echadle la pizca de sal a las claras antes de empezar, esto ayudará a que monten. Además, la sal es un potenciador del sabor y se utiliza en los bizcochos para que tengan más sabor.
Son bastantes claras así que si tenéis una batidora de varillas eléctrica, hacedlo con ella.
Si no tenéis, no os preocupéis, ¡se puede! Sobretodo si tenéis un solete de madre como yo, con un brazo todopoderoso, jeje.
Echadle la pizca de sal a las claras antes de empezar, esto ayudará a que monten. Además, la sal es un potenciador del sabor y se utiliza en los bizcochos para que tengan más sabor.
Consejo: para que no nos cueste mucho montar las claras debéis hacerlo en un bol de cristal o de acero inoxidable, pero lo más importante es que esté totalmente limpio y no tenga ningún resto graso. Además, las claras deben estar a temperatura ambiente.
Por otro lado rallamos la cáscara de una naranja entera, previamente lavada.
Consejo: intentad no llegar a lo blanco, ya que esta parte de la cáscara es la que verdaderamente amarga de la naranja, rallad sólo la primera capa, la naranja.
En un bol, tamizamos la harina con la levadura y le vamos añadiendo el resto de los ingredientes.
Añadimos el azúcar, el zumo de las naranja recién exprimido, el aceite y también la ralladura de naranja, la canela y el licor.
Vamos a mezclar todo muy bien. Va a quedar una masa como pegajosa, no muy espesa.
Añadimos primero dos cucharadas a la mezcla y las vamos envolviendo hacia dentro, despacito, no queremos que las claras se bajen demasiado.
Y así, poquito a poco, vamos echando las claras y envolviéndolas hasta que quede una masa homogénea.
Engrasamos y enharinamos un molde, os aconsejo que sea grande, porque crece bastante. El mio es de 25 cm.
Echamos la mezcla en el molde y lo vamos a meter en el horno, que tendremos ya precalentado.
Lo vamos a tener a 170 ºC, primero 15 minutos por abajo y después unos 20-30 minutos por arriba y por abajo.
Cuando esté doradito por arriba estará hecho. Lo pinchamos con un palito o un cuchillo para comprobar que sale seco y ya está.
Unos consejillos...
- No os preocupéis si se os raja, como a mí. Eso se debe a que la temperatura ha sido un poquito alta en algún momento y ha crecido muy rápido. Pero no pasa nada, es muy difícil controlarlo siempre. A mi, personalmente, me gusta rajado, es como si lo relacionase con la fruta, cuando está rajada es que es buena.
- No abráis la puerta del horno hasta los últimos minutos, si no el bizcocho se bajará.
- Bajo ningún concepto le pongáis calor sólo por arriba, esto hará que se baje también y además se tostará demasiado por arriba y nos quedará a medio hacer por dentro.
- Cuando esté hecho, dejar enfriar dentro del horno apagado y con la puerta abierta. Si le cambiáis radicalmente la temperatura también puede bajarse.
Cuando esté frío, lo desmoldamos con ayuda de una puntillita.
¡Ya está!
Conservadlo a temperatura ambiente con un trapito por encima para que no se endurezca. A mi me dura unos 3 días en perfecto estado.
Yo lo he tomado para desayunar, pero con el tamaño que gasta, lo podemos emplear como base para una tarta si lo cortamos. Además es muy ligero, apenas pesa.
Uy, uy, uy! Se me está ocurriendo... con ese sabor tan rico a naranja, iría perfecto acompañado con una salsa de chocolate negro. Pero, ¡lástima! ya dejaría de ser bajo en calorías :)
¡Hala! ¡A lucir tipito este verano!
Besitos,
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