Sí, como podéis comprobar, sigo con mis experimentos con el calabacín. Dentro de poco vamos a cambiar el nombre del blog por el de "El Blog del Calabacín", jajaja.
Espero que no os moleste mucho, pero me encanta esta verdura y ahora, con este calor, es de lo que más cocino.
Bueno, en realidad esta vez ha sido una petición. Hace algunos días un amigo, que vio mi receta del Rollo de calabacín, me dijo que su madre hacía unos buñuelos riquísimos. Que probase a hacerlos, que me iban a gustar. Así que, me puse manos a la obra y ¡aquí están!
Ya aviso que segurísimo como los de su madre no van a estar, porque como la comida de las madres... Pero a mi me han encantado, no puedo parar de picotear todo el día.
Aquí va mi versión:
PREPARACIÓN:
Primero vamos a lavamos bien el calabacín y lo cortamos en trocitos para cocerlo un poquito. Podéis hacerlo con el calabacín en crudo pero, hacedme caso, sale mejor si lo cocemos un poco.
Yo lo voy a hacer con piel y todo porque gusta que se vean tocitos verdes, pero si el calabacín es de piel dura o no os gusta, podéis pelarlo. Para tardar menos, lo vamos a meter en un recipiente para microondas, tapado y con un chorrito de agua y un poco de sal. Unos 5 minutos serán suficientes, que no esté del todo cocido, queremos que se noten los trocitos.
Lo escurrimos muy bien y lo pasamos a un bol.
Troceamos el ajo y la cebolla y lo sofreímos con un poquito de aceite y sal.
Después lo escurrimos bien y lo añadimos a la mezcla anterior.
Lo vamos a triturar con un tenedor, para no deshacerlo demasiado. Pero ya os digo que va en gustos, si no queréis notar ningún trozo, pasadle la batidora eléctrica.
Cuando se haya enfriado todo un poco, echamos el huevo y mezclamos bien.
Le vamos a incorporar, por último, la harina con la levadura tamizada con ayuda de un colador. Y sal al gusto, que no se nos olvide.
Ya tenemos nuestra mezcla hecha.
Ponemos al fuego una sartén que tenga profundidad o un cazo, echamos aceite en abundancia y lo ponemos a máxima potencia.
Cuando el aceite este caliente, con ayuda de dos cucharas, vamos echando pequeños montoncitos en el aceite.
Si la sartén es bastante profunda, se darán la vuelta solos.
Cuando estén doraditos, lo sacamos a un plato con papel absorbente.
Y ya está, son muy sencillos.
Por fuera quedarán doraditos y crujientes y por dentro cremosos.
Os recomiendo que si tenéis niños a los que no les guste la verdura, los hagáis triturando muy bien el calabacín.
No lo notarán y les encantarán. Es una forma divertida y riquísima de hacer esta y otras verduras.
Ya sabéis, experimentar con otros ingredientes, podéis hacerlos de berenjena, zanahoria...
P.D.: Siento haber cambiado la frecuencia de subir post, pero en estos días estoy con un pie en el pueblo (donde no tengo internet) y otro en días de comida y campito, me es muy difícil subir todas las entradas que me gustaría.
De todas formas, intento atender todas vuestras peticiones y estoy al día con todos los correos y comentarios.
Gracias por seguir ahí, incluso en vacaciones.
Un beso,
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